La primera ubicación de San Miguel de Tucumán tuvo cuatro intentos fallidos anteriores al definitivo de 1565 en Ibatín. Diversos fueron los motivos de los fracasos y diferentes las locaciones probadas. Todas sucumbieron en pocos meses o años, dejando en el medio la Fundación de la Ciudad de Santiago del Estero en su primera locación.

El 31 de mayo de 1565, Diego de Villarroel fundó San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión en el paraje llamado Ibatín o eatin, que en Tonocoté significa chacra o sementera de maíz.
Este espacio cumplía con las condiciones requeridas por la legislación española para la fundación de ciudades. Se trataba de una verdadera tierra de promisión: lugar alto, de clima agradable, que disponía de madera y leña. La fauna era importante, había piedras, cal, arcilla y el agua abundaba.
La planta definitiva de la ciudad quedo conformando un cuadrilátero de siete cuadras de lado y cuarenta y nueve manzanas en total, de las cuales la central se reservó para la plaza pública. A su vez, las manzanas fueron divididas en cuatro solares de casi media hectárea cada uno.

Entre los moradores de la ciudad había españoles, criollos, negros, indígenas y mestizos, conformando una sociedad con estratos marcadamente diferenciados.

Los habitantes originarios de estas tierras fueron los indios Tonocotés, Lules y Solcos. Cuando se produjo la fundación de la ciudad, muchos fueron encomendados a los españoles para el servicio personal y productivo.
En esta nueva sociedad se destacan tres Órdenes Religiosas: los Mercedarios, llegados en 1556; los Franciscanos en 1565 y los Jesuitas en 1582. Se sabe que los Franciscanos fueron los primeros que enseñaron a leer y escribir en Ibatín.
La ciudad se destacaba por tener una alta producción maderera y aun mejor sus derivados: baúles, carretas y maderas para la construcción de Ibatín se trasladaban a toda la ruta comercial al Alto Perú y al Rio de La Plata.
Muchos de los indígenas que fueron encomendados se especializaron en el oficio de carpintero, quienes ya conocían del tema pero ahora aplicado a la producción de productos europeos.
Pero la prosperidad de Ibatín como ciudad productiva y pujante comenzó su decadencia hacia 1630, motivada principalmente por el cambio de la ruta comercial con el Alto Perú. A su vez, se destaca el impacto de los diversos levantamientos indígenas, el constante cambio de curso y fluctuaciones de caudal del Río Tejar, que baja por la Quebrada del Portugués y pasa por el límite norte de la Ciudad de Ibatín y por otro lado influenciaron la decisión de mudar la ciudad la proliferación de algunas enfermedades como el bocio y el paludismo.

Finalmente el 27 de setiembre de 1685 y mediante Acta del Cabildo es refundada la Ciudad de San Miguel de Tucumán en su lugar actual durante la gobernación de Don Fernando de Mendoza Mate de Luna.