La Randa aprendí de mi tía Juana Núñez de Ariza. Yo la veía cómo trabajaba y a mí me gustaba. Ella me preguntó si a mi me gustaría aprender a tejer, y yo le dije que sí me gusta, y me enseñó. Yo tejía y después dos vecinas me enseñaron a bordar. Otra señora, Rosita Sosa, me las llevaba y me las vendía, y cuando recibía el dinero de mi trabajo más empeño ponía porque era una ayuda más para la casa y para la escuela de mi hijo. LA ESCUELA Y LA RANDA LA SACAN A UNA DE MUCHAS COSAS. Muchas veces una está renegosa y se pone a tejer y es como una terapia, le pasa, una se entretiene, es un trabajo lindo y la saca de los pensamientos de la tristeza. Por ejemplo yo iba al cerco, venía, hacía el fuego para cocinar o atendía a mi hijo, lo bañaba, le daba de comer, lo llevaba a la escuela y volvía y me iba al cerco de vuelta. Después me ponía a lavar la ropa, me iba a retirar los chicos de la escuela y cuando me tocaba lejos de casa a trabajar sabía llevar medio cocinada la comida para terminar de cocinar en el cerco y le hacía la cama de maloja para que duerma mi hijo y yo poder trabajar en el cerco, y volvía por la tarde a bañarlo, a hacerle la comida y, cuando se dormía, me ponía a tejer un rato.
María Magdalena Núñez
