Javier Soria Vázquez fue galardonado con el 2° Premio Adquisición por una suma de $1.000.000; en el marco del 51º Salón Nacional Tucumán Artes Visuales, que se inauguró en la Sala Lola Mora del Ente Cultural de Tucumán, y contó con la participación de 26 obras seleccionadas por el jurado compuesto por Marisa Rossini, Jorge Gutiérrez y Luis María Rojas.
Conocé más sobre la visión única de este destacado artista:
1- ¿Qué significa para vos haber ganado el 2° premio adquisición del 51° Salón Nacional Tucumán Artes Visuales?
Haber ganado este premio siempre es un reconocimiento a mi trabajo y al pensamiento crítico. Aunque no me manifiesto demasiado en redes sociales ni en grupos de WhatsApp, prefiero el diálogo directo, que considero más efectivo. Quienes me conocen saben que tengo mis posicionamientos y que suelo ser autocrítico, no solo conmigo mismo sino también con el sistema y nuestro rol como artistas. Este premio lo interpreto como una oportunidad para mostrar esas posturas desde otros lugares, siempre instando al diálogo. Presentar esta obra en un salón institucional fue un riesgo, especialmente considerando que pertenece a una institución cuyo museo lleva años cerrado. Sin embargo, decidí reconfigurar un proyecto previo y asumir ese desafío.
2- ¿Cómo fue el proceso creativo de la obra que presentaste? ¿Qué querías transmitir con ella? ¿Cual es el nombre de la obra?
La obra que presenté tiene elementos característicos del arte, pero está sostenida por un puntal de desechos de construcciones, que lleva grabada la historia del Museo Timoteo Navarro en sus cuatro laterales. Este museo tiene una historia cíclica, con varios cambios de locación y dos cierres, y cuando investigué, descubrí que después de su reapertura, solo tiene dos renglones más en Wikipedia. Esto me llevó a reiniciar la cuarta cara del puntal con la historia desde el comienzo, reflexionando sobre esa naturaleza cíclica y lo que implica para nosotros como artistas y para las instituciones.
La obra busca repensar el museo y cuestionar qué es un museo, cómo lo construimos y qué podemos hacer por él. En Tucumán, somos una comunidad artística con una producción constante, pero las instituciones parecen activarse y desactivarse según las gestiones. Mi intención fue generar una reflexión crítica sobre estas dinámicas y sobre el rol del museo y los artistas en su construcción y permanencia.
3- ¿Qué impacto creés que tendrá este reconocimiento en tu carrera artística?
Siempre suma a la carrera de quienes trabajamos constantemente, aunque muchas veces ese trabajo sea bastante invisible y solo se manifieste en una muestra, en otros salones o en participaciones específicas. El trabajo de los artistas nunca se detiene, y este tipo de reconocimientos aporta algo interesante: una obra premiada atrae nuevas miradas, y esas nuevas miradas generan nuevas lecturas. Esto puede llevar a que alguien se interese por la obra y comience a indagar sobre la artista, su producción y otras obras. Me gusta pensar en este impacto como una invitación a que el público explore más allá de la obra ganadora.
4- ¿Qué mensaje les darías a los artistas emergentes que aspiran a participar en un certamen de esta envergadura?
Siempre veo los salones como un termómetro, aunque son un recorte, ya que de más de 240 obras solo se seleccionaron 26 según los acuerdos y criterios de un jurado. El análisis debe enfocarse en entender por qué ciertas obras están ahí, por qué son seleccionadas o premiadas, y qué mensajes o valores representan. Sin embargo, eso no debe determinar tu obra ni transformar lo que haces como artista.
El arte se sostiene porque lo sostiene quien lo crea: por lo que el artista piensa, cree e interesa. Lo más importante es mantener esa autenticidad y manifestarla mediante tu obra. Sostener y defender tus ideas y tu forma de creación es clave, independientemente de los reconocimientos o validaciones externas.
El 51º Salón Nacional Tucumán Artes Visuales se puede visitar de lunes a sábado en los horarios de 9:00 a 12:30 y de 16:00 a 20:00 h; y los domingos de 16 a 20:00 horas en el Salón Lola Mora en San Martín 251.
