Lo dice la escritora María Teresa Andruetto en una charla exclusiva. La premiada autora participará en el Mayo de las Letras Digital por La Gaceta Play, y también leerá cuentos.

“Escribo para comprender. Sobre todo lo que he intentado es comprender a personajes femeninos, plantar en escena mujeres posibles, imaginarias e intentar comprenderlas en sus aciertos, en sus errores, en su diferencias, en sus particularidades y en su enorme singularidad”, afirma la notable escritora cordobesa María Teresa Andruetto, en una charla exclusiva con el Ente Cultural. La ganadora del premio Hans Chistian Andersen de literatura infantil
y juvenil –considerado el “pequeño Nobel de literatura”- y finalista del Premio Gallegos por su obra Lengua Madre, participará en la 16 edición del Mayo de las Letras Digital el día jueves 21 en una entrevista que se verá por La Gaceta Play (Canal 11 de CCC), a las 21 horas; en tanto que el día sábado 23, a partir de las 19 horas, leerá cuentos para jóvenes y adultos (YouTube y Facebook). Leída por jóvenes y adultos, la prolífica autora escribe novelas, cuentos, teatro, poesía, teatro y ensayos. Tiene publicado Palabras al rescoldo (poemas – 1993) Solgo, y Miniaturas (2011), Tama (2003), La mujer en cuestión (2009), Sueño Americano (2009), Campeón (2000), El árbol de las lilas (2006) y muchos otros, donde el universo femenino, la construcción de laidentidad individual y social, y las secuelas de la dictadura son los ejes de su obra.

-¿Cuál es el motor de su escritura?
-Yo diría que intentar comprender algo de la condición humana. Lo que me llama es alguna particularidad, algún gesto, alguna situación o una escena que no alcanzo a comprender. Entonces el trabajo de escritura es un camino hacia la comprensión de esa conducta humana, de ese sentimiento, de esa forma de ser, de estar en el mundo. Te diría que escribo para comprender, y en ese camino intento moverme en mis sentimientos, mis prejuicios, y en mi modo de pensar e intentar conmover, mover conmigo a quien me escucha y me lee. Sobre todo he intentado comprender a personajes femeninos, plantar en escena mujeres posibles, mujeres imaginarias e intentar comprenderlas en sus aciertos, en sus errores, en sus diferencias, particularidades, y en su enorme singularidad.

- Dirige una colección de EDUVIM (Editorial Universitaria de Villa María)
¿En qué consiste el trabajo?
-La colección se llama Narradoras Argentinas (https://www.eduvim.com.ar/catalogo/coleccion/narradoras-argentinas ) y la dirección es compartida entre Carolina Rossi, Juana Luján y yo. Leemos, buscamos, compartimos entre nosotras obras de escritoras que ya no están, que han cerrado su producción. Son escritoras de nuestro pasado literario. Pensamos que son, han sido y pueden ser referentes de escritura de otras mujeres.
La idea es recuperar una genealogía de grandes escritoras argentinas. Muchas veces olvidadas, opacadas, en épocas que no se consideraba tanto la escritura de las mujeres, muchas de ellas quedaron invisibilizadas.
Nuestra idea es volver a ponerlas en circulación, sugerir que se lean otra vez o por primera vez. Cada una de las obras va acompañada de un prólogo, con un estudio de alguien que las conocía bien.

-¿Qué escritoras del interior del país destacan?
-La tucumana Elvira Orphée, de quien editamos su novela Dos veranos. Es una de las grandes escritoras de la historia de la escritura de mujeres en la Argentina; Libertad Dimitrópulus, de Jujuy, de ella editamos La Mama Coca;
Amalia Jamilis, que vivía en Bahía Blanca, de ella editamos una selección de cuentos; de Andrea Rabh, de Buenos Aires, tenemos su narrativa completa; de Clementina Rosa Quenel, de Santiago del Estero, editamos también su
narrativa completa; de Luisa Mercedes Levinson, de Buenos Aires, editamos El último zelofonte; de la sanjuanina Paula Wajsman editamos una novela; y también de Sylria Poletti.

-¿Cómo avisora el futuro de la mujer hacia una salida justa de igualdades?
-Hay una parte que está ligada al futuro a secas, no sabemos cómo vamos a salir de esto y en qué condiciones. Sabemos que habrá muchos cambios pero no sabemos en qué dirección. Ojalá sea en una dirección de mayor
equitatividad entre las personas, y de mayor sustentabilidad del mundo. A veces tengo unos visos de optimismo que otras veces cede porque tenemos muchas muestras de que cada vez que ha habido un dolor, una crisis
importante en la humanidad, la vida social y sobre todo económica, los grandes poderes han sabido reacomodarse y continuar en una dirección depredadora. Ojalá esta vez no sea así.

Esto que ha sucedido ha sido algo distinto a todo lo anterior. En ese mundo de mayor equitatividad, de mayor sustentabilidad, me parece que está también la lucha de las mujeres, está fuertemente la marca de la
condición de las mujeres. Uno podría decir un mundo más ligado a algunos aspectos que suelen ser atribuidos a las mujeres como la importancia de las tareas de cuidado, la importancia del mundo pequeño, no solo de las grandes cosas. Mejor dicho la redefinición de qué son y cuáles no son las grandes cosas; la defensa de los cuerpos, el cuidado de los cuerpos; la lucha por todo lo minoritario, lo que está en los márgenes, lo que no ha sido atendido hasta hoy o ha sido poco atendido. La lucha de las mujeres es muy fuerte en estos últimos años, muy visible.