SUSANA NOÉ

“Sala de Espera”: un tiempo suspendido para encontrar soluciones 

Es la última producción poética de la escritora Susana Noé.

“Lo que hay dentro de Sala de Espera es un tiempo suspendido que te lleva sin que quieras por itinerario marcado, por las búsquedas en distintas salas de espera a la solución de las enfermedades, marcas que deja en la subjetividad, y que pude ‘ficcionar’ e impactar poéticamente. En ese tiempo suspendido reaparecen y cobijan la infancia, la familia; interpela el dolor, la situación de las mujeres; aparecen preguntas que cuestionan el contexto. Es como un tiempo suspendido en ‘minúsculas pandémicas’”, explica la escritora Susana Noé, autora de Sala de Espera, su última producción poética que acaba de ser editada por el Fondo Editorial Aconquija. Se trata de su segundo poemario que publicó, al retornar de forma profesional el camino de la literatura en 2017.

Nacida en Salta, la autora se instaló en Tucumán en los años 60, donde ejerció su profesión como Trabajadora Social y Magíster en Ciencias Sociales hasta jubilarse del Servicio de Asistencia Social Escolar del Ministerio de Educación de la provincia, y como Investigadora Docente de la carrera de Trabajo Social en la FFYL de la UNT.

Recibió numerosas distinciones por su trabajo en el campo social y de DDHH; y fue la primera Coordinadora del Observatorio de la Mujer entre 2005 -2015.

Su participación en concursos y convocatorias de editoriales de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Tucumán fue valorada, obteniendo menciones y siendo sus poesías y cuentos finalistas de certámenes que fueron publicados. Su obra se distribuye en 16 Antologías a nivel nacional y provincial. Tiene publicado también el poemario Develado Mundo (Ediciones del Parque – 2019).

“En un sentido hermenéutico, como el mundo de la vida, desde la vida cotidiana, la memoria y el recuerdo, voy develando los mundos que nos habita (el amor-desamor, el tiempo, los días, la muerte, la infancia y el dolor). Es una búsqueda constante de la palabra que desoculta, que descubre e innova en la zozobra y en la incertidumbre”, afirma la escritora al consultársele sobre su mundo poético. 

Sostiene también que en su búsqueda poética son las palabras las que van a ella: “Vinieron a mí desde la adolescencia. Escribía en cuadernos que compartía sólo con mis amigas de la Escuela Normal de Salta. No me animaba a publicar y, aunque veía los avisos de concursos, me negaba esa posibilidad y rompía todo lo escrito. Nada he conservado de ello. Hace tres años retomé la escritura como oficio, decidida a compartir, participar y ser leída. Las palabras vienen a mí a cualquier hora, cuando llegan recibo y vuelco sobre la blanca hoja lo que me dicen, a veces sólo es una frase que la escribo para luego trabajar. Creo que busco transformar la realidad con las palabras, con la ficción y la emoción; busco compartir fundamentalmente con otros el asombro, el descubrimiento y la aventura de vivir”.

Si bien la escritura suele actuar como catarsis, para Susana no es una terapia sino una forma de vivir, de sentir y estar. “Es una forma de ver el mundo, es arte, tiene que ver con cómo percibimos y habitamos emociones y experiencias”, explica.

La escritora celebró la iniciativa del Ente Cultural de dar impulso a la ley que da sustento al Fondo Editorial Aconquija. “Para mí significó cumplir un sueño que un jurado valore mi obra y la seleccione para ser publicada. “Con dos palabras quiero resignificar ese compromiso para con los escritores: posibilidad  y accesibilidad al mundo literario.  Para mí implica compromiso, mayor responsabilidad, más horas de estudio, de correcciones, asistencia a talleres, clínicas de poesía, cursos, reescribir lo escrito. Significa ejercer un oficio”, agregó.