Por Gustavo Calleja
Abogado – Magíster en Cultura Pública
Por qué las leyes que protegen la creatividad son clave para el arte, la innovación y hasta tu serie favorita.
Cada 23 de abril, el mundo celebra el *Día Mundial del Derecho de Autor*, una fecha que parece técnica, pero que esconde una batalla épica: garantizar que creadores, desde los descendientes de Gabriel García Márquez hasta el youtuber de barrio, puedan vivir de su arte. Detrás de cada canción, libro o película que consumes hay un marco legal que evita que la creatividad se convierta en un campo de saqueo.
¿Qué protege el derecho de autor?
Imagina escribir una canción y que alguien la use en una película sin pagarte. O crear un personaje como el chavo y que una empresa se quede con todos los millones. Eso es lo que evita el derecho de autor:
– Derechos morales: Que siempre se reconozca tu autoría.
– Derechos patrimoniales: Que decidas cómo se usa tu obra y ganes por ello.
Según la OMPI, las industrias creativas generan 6% del PIB mundial y emplean a millones. Sin este sistema, Taylor Swift no cobraría por sus canciones, los booktubers no monetizarían sus reseñas, y hasta el «Feliz Cumpleaños» tendría otro dueño.
Casos que Marcaron la Historia
1. «Happy Birthday to You»: La canción más rentable
Compuesta en 1893, generó millones en regalías. En 2015, Warner demandó a una productora por usarla sin permiso y ganó $14 millones. Hoy es de dominio público, pero durante décadas fue un negocio redondo.
2. «El Cóndor Pasa»: Un robo convertido en símbolo
La melodía andina de Daniel Alomía Robles (1913) fue popularizada por Simon & Garfunkel en 1970 sin créditos. Tras una demanda, los herederos de Robles lograron reconocimiento y regalías. El caso impulsó la protección del folclore: en 2004, Perú la declaró Patrimonio Cultural.
La IA y el Futuro de la Creatividad
¿Quién es dueño de una obra creada por inteligencia artificial? ¿El programador, el usuario, o la Inteligencia Artificial (sujeto de derecho futuro ?)? Este debate sacude a la industria:
– La IA usa datos masivos (¿robados, cedidos, compartidos ?) para crear.
– ¿Las regalías van a las empresas tecnológicas o a los artistas cuyas obras «entrenaron» al algoritmo?
Mientras, la piratería digital sigue desafiando a creadores. Pero también hay oportunidades: plataformas como Spotify o YouTube han creado nuevos modelos para monetizar sin violar derechos.
Argentina: Un Ejemplo de Protección Local
La Ley 11.723 resguarda desde libros hasta software. La Dirección Nacional del Derecho de Autor (DNDA) registra y protege obras, aunque muchos desconocen sus herramientas. Por ejemplo:
– Las obras están protegidas 70 años tras la muerte del autor.
– Usar una canción en un video sin permiso puede terminar en multas o cárcel.
Pero hay excepciones: citas con fines educativos o usar noticias (citando la fuente) son válidas.
Tucumán también tiene su historia: Un ejemplo cercano es el caso del cantautor tucumano Rolando “Chivo” Valladares, cuya obra musical fue durante años reproducida sin reconocimiento ni retribución justa. Recién en la última década, gracias a los esfuerzos de sus herederos y la acción de organismos de gestión colectiva, muchas de sus composiciones comenzaron a ser registradas adecuadamente y difundidas con respeto a sus derechos. Su caso puso sobre la mesa la importancia de proteger el legado cultural local y de concientizar sobre el uso ético de las creaciones artísticas del norte argentino.
Conclusión: Sin Derecho de Autor, No Hay Cultura
Desde las sambas norteñas hasta los cómics como el eternauta, el derecho de autor es el oxígeno de la economía cultural. En un mundo donde hasta la IA quiere crear, la pregunta es clara: ¿Cómo proteger al humano detrás de la obra? La respuesta definirá si la cultura sigue siendo un motor de vida… o un negocio sin alma.